Los daños menores en el concreto, como picaduras o desconchados, a menudo son puramente estéticos, pero también pueden indicar un problema más profundo. Los defectos superficiales menores son fáciles de solucionar, pero los problemas más grandes, como la delaminación generalizada o los huecos importantes, requerirán enfoques muy diferentes. Tu primer paso es para evaluar el estado de la losa.
La forma más sencilla de evaluar una losa es golpearla con un martillo o, para áreas más grandes, arrastrar una cadena pesada sobre la superficie.
Una losa buena producirá un sonido uniforme sin importar dónde se le golpeé.
Una losa en mal estado emitirá un ruido sordo o sonará hueca; esto puede suceder en un área localizada o en toda la losa si hay problemas importantes, y por lo general, requerirá demolición, tratamiento del área y un nuevo vertido para arreglarla adecuadamente.